domingo, 14 de junio de 2009

Tren de vida. Comentario

En medio de música folklórica judía y de tonos tierra, se desenvuelve esta excelente historia que rompe con los esquemas melodramáticos que acostumbran representar en el conflicto bélico de la Segunda Guerra Mundial; y aunque vemos los clichés judíos de su carácter mercenario, alegre y festejador, estos elementos son manejados como matices humanos.
Es una historia en la que el desarrollo de los personajes se da por sus diálogos, acciones, vestuario y aspecto físico. De hecho, uno de los grandes aciertos es la calidad de los diálogos, difíciles de encontrarla en la actualidad. El trabajo de producción va más allá del vestuario y caracterización, pues todas las secuencias en el tren ofrecen múltiples dificultades de encuadre, iluminación y fotografía en general. La música cumple un papel dramático importante porque es proporcional al estado interno de la comunidad judía.
Desde el principio y durante todo el desarrollo, la hilaridad juega un papel relevante, pues con todo y los clichés, hay una desmitificación del judío extremista. Lo más digno del film es la no explotación patética del tema, ya muy vista en el cine. Es muy interesante la contraposición del judío astuto e ingenioso, con la del alemán ingenuo y hasta tierno que no se había explorado en este contexto.
El clímax es la escena en que el tren va cruzando la frontera mientras es bombardeado, y con ello se bombardea también a los distintos grupos humanos que se enfrentaban y nacían en la época: la raza judía, el nazismo, el comunismo, el marxismo-leninismo, el existencialismo y el espíritu libre y desenfrenado de las tendencias vanguardistas e ideológicas que nacerían después, representadas por los gitanos: el arte y la música disidente. A su vez, se bombardeaba a la máquina como producto humano y tendencia futurista. El hombre vive dentro de la herrumbre que él mismo ha construido, y pretende escapar dentro de ella. Afuera está la guerra de las ideas y en ella también, los hombres.
Por último, cabe mencionar el doble juego del título que se puede entender literalmente como la máquina que los saca de Francia para llegar a Rusia y continuar vivos; pero también en su sentido metafórico de curso cotidiano de los hechos de cada quien, pues los pasajeros jamás dejaron de convivir, cantar, comer, rezar, leer o bailar.

Tren de vida

El tren de la vida (Train de vie) (Francia, Bélgica) RESEÑA
Noé Productions y Raphael films
Actuaciones de:
Lionel Abelanski, Rufus, Clément Harari.


SINOPSIS
A principios de la Segunda Guerra Mundial, una comunidad judía jashiddita de Francia decide autodeportarse en un tren. Schlomo Roshtild, el loco del pueblo, será quien convenza al rabino de ejecutar la acción; para ello, Schlomo sugiere la idea de un falso tren alemán que los ayudará a hacerse pasar por judíos atrapados y por nazis. Todo está listo, el tren parte y en él comienza la peligrosa aventura de cruzar las diferentes estaciones sin ser atrapados en el tren fantasma; su destino: Rusia.
En el interior comienza a haber divisiones: la comunidad judía y los rabinos que continúan vestidos como tales; los judíos vestidos de nazis que toman muy en serio su papel, comienzan a comportarse con la rigidez del Fürer; por otro lado, un pequeño sector, comandados por Yossi, se rebela contra el “fascismo” de los nazis, levantando la bandera del marxismo leninismo; por último, está el filósofo existencialista que no pertenece a ningún grupo y no es otro más que el Schlomo, quien además, es el narrador. Así, los tres grupos viajan por las vías, siguiendo sus costumbres y anhelando salvarse. Durante el trayecto, la joven Esther confesará a su padre, rabino, el amor que siente por uno de los comunistas, pero es disuadida de ello. En un alto que hacen Yossi ha convencido a algunos en escapar, pero son alcanzados por los “nazis” y son arrestados. Uno de ellos se ha rezagado debido a la pérdida de sus anteojos; entonces es detenido por verdaderos soldados nazis y lo encarcelan; por órdenes del “comandante” del tren, todos regresan por el extraviado. Durante la confusión, rescatan al judío y todos cenan junto con los nazis; la caravana parte a su destino. Al día siguiente, uno de los judíos los traiciona.
Mientras, el tren lleva su rumbo. Algunos prefieren regresar al pueblo; otros, continuar. Se acercan los camiones nazis y cierran el paso. Sale el “comandante” y el oficial nazi descubre algo extraño en su acento. Llega Schlomo y uno de los nazis lo descubre y lo abraza, pues tampoco son nazis, sino gitanos disfrazados que huyen de igual forma. Los judíos los invitan al tren y pasan una noche gitano-hebraica. Al día siguiente, llegan a la vía divisoria que los lleva a cruzar la frontera que tanto anhelan y que les otorgará su libertad; hay bombardeos de un lado y otro; Schlomo se da cuenta de que es un frente y que ellos pueden pasar para continuar su vida.