jueves, 15 de julio de 2010

Acercamiento a Un sueño realizado, de Juan Carlos Onetti.

En este cuento se retoma la tesis expuesta en Hamlet: “Ser o no ser”, disyuntiva que excluye el estado de “parecer”. Si bien el ser humano busca su autorrealización “siendo algo”, cuando no lo logra puede estancarse en la frustración desesperada del simple “parecer algo”. Encontramos un paralelismo psicológico entre el personaje de Hamlet con la historia, los diálogos y personajes de Un sueño realizado.
En primer lugar, el director de teatro ha dejado de montar obras por haberse arruinado “dando el Hamlet”; su desconocimiento del director por la obra se refleja en su poca comprensión por lo que acontece a su alrededor: no conoce en realidad a Blanes ni comprende del todo a la mujer que desea escenificar su sueño. La mujer es doble de Hamlet, a quien sabemos afeminado, débil, pero también con sentimientos de venganza, autodestrucción y tormento. La mente dividida de Hamlet, entre locura y cordura, ser y no ser, se refleja en la mujer, quien ha soñado con ser lo que en la realidad tan sólo aparenta. De ella sabemos que es alguien ya maduro que intenta rescatar tardíamente su juventud. Su deseo de llevar al teatro el sueño es metáfora de querer realizar en la vida su mayor anhelo: ser mujer, no sólo aparentarlo. Hay varias alusiones a esto: “...Entretanto yo estoy acostada en la acera, como si fuera una chica... vi cómo ella salía de la puerta de la casucha, moviendo el cuerpo como una muchacha...”
El travestismo en el cuento no aparece como un trastorno sexual, sino que permite perpetuar la apariencia; la mujer, que en realidad es hombre, tiene el dilema entre el ser y el parecer mujer; lo primero se cumple en el sueño, por eso recuerda haberse sentido muy bien mientras soñaba: “...Dice que mientras dormía y soñaba eso era feliz, pero no es feliz la palabra sino otra clase de cosa”. La otra clase de cosa es el “ser”. A su vez, cobra gran importancia lo que callan los personajes, o mejor dicho, lo que no pueden explicar con palabras; porque el silencio es un cómplice y confidente del parecer y no traiciona el fracaso del individuo: “...empecé a saber cosas y qué era aquello en que estábamos metido, aunque nunca pude decirlo...”
Pero cómo saber que el personaje es un travestido y no una mujer. Primeramente, su aspecto es un poco forzado y el mismo cambia en la última ocasión que lo ve el director: “La otra, la loca, vestida de negro, en cuanto llegó se estuvo un rato mirando el escenario con las manos juntas frente al cuerpo y me pareció que era enormemente alta, mucho más alta y flaca de lo que yo había creído hasta entonces...” También sabemos que su reputación no es muy buena y que en el primer día que conoció a Blanes pasó la noche con éste, quien nos lo ratifica: “Cuando nos fuimos a acostar, a cada momento se entreparaba en la calle... para agarrarme de los hombros y las solapas y preguntarme si yo entendía, no sé qué cosa, algo que él no debía entender tampoco muy bien, porque nunca acababa de explicarlo...”
El deseo de ser “otro” es el objetivo del personaje “mujer”. Todos los demás personajes importantes se encuentran entre el ser y el parecer, pero ellos no se han debatido como Hamlet la duda interna.El único personaje que logra expresarlo e intentarlo es la “mujer”; Blanes nunca logra saber lo que ocurrió, pero el director llega a entenderlo al final: “comprendí qué era aquello, qué era lo que buscaba la mujer, lo que había estado buscando Blanes borracho la noche anterior en el escenario y parecía buscar todavía, yendo y viniendo con sus prisas de loco: lo comprendí todo claramente como si fuera una de esas cosas que se aprenden para siempre desde niño y no sirven después las palabras para explicar.”: Esto es, llegar a ser lo que se desea y no tan solo parecer.