martes, 13 de marzo de 2012

LA PERLA (Continuación)


Las manualidades con joyería con perlas son antiquísimas. En la Polinesia, además de usarlas en collares, brazaletes, diademas, anillos, dijes o aretes, también se usan como finos botones de camisa, bordadas en la ropa, adornan instrumentos musicales y se combinan con otros materiales de marquetería para jewelry home decor.
Hoy visité granjas en los archipiélagos polinesios de Tuamotu y Gambier, cuna de grandes mayoristas de perlas como Juan Domard, Koko Chaze, Juan Tapu, Jean-Claude Brouillet, Pablo Yu, Robert Wan, apodado “Emperador de la perla de Tahití” y el mayorista de Nueva York, Salvador J. Assaël. Hay más de 1000 granjas funcionando en estas dos islas, fue imposible recorrerlas todas. Entré a uno de los barcos de exportación, pero no me permitieron tocar ningún ejemplar de nácar, debido al estricto control sanitario, ya que en épocas anteriores los barcos expandieron los virus que atacan al nácar y provocaron numerosas epidemias y muertes. Yo les dije que me había vacunado contra todo y que mis manos estaban muy limpias, pero aun así no pude tocar nada.
En Occidente hay toda una tradición alrededor de las perlas; existe la historia de una famosa perla Peregrina, que fue descubierta por un esclavo en Panamá. Se trata de una lágrima con más de 400 años de edad. Cuando llegó a Europa, la Peregrina tuvo diferentes poseedores: Felipe II, Isabel de Borbón, Margarita de Austria, Maria Luisa de Parma y Napoleón III la vendió en 1848 a un inglés. La Peregrina estuvo en una importante casa de joyeros londinenses y llegó a manos de dos coleccionistas. En 1969, el actor Richard Burton la adquirió en una subasta y se la regaló a su actual propietaria, Elizabeth Taylor.
Por todo el mundo, a las perlas se le atribuyen significados negativos o positivos. Se asocian con el amor, la paciencia, la fidelidad, la pureza de mente y del alma, pero también con las lágrimas. Conocí a una granjera en Grambier que no recomendaba regalar anillos con perlas como señal de alianza o matrimonio, pues significaba mal augurio y rompimiento; en cambio, regalarlas en número impar como cuentas de un collar, aumentaba la energía. En la cultura Occidental, se relacionan con la paciencia y la feminidad; se consagran al mes de junio, al lunes y a los signos Géminis y Cáncer. 
Acompáñenme a mi próximo viaje tras las gemas preciosas.

De la serie La piedra de Biondetta, por Anabel Arriaga

LA PERLA


Si aman las joyas, aman las perlas. Tal vez son las gemas naturales más famosas del mundo; no solo por su belleza, sino por su origen y formación. Un cuerpo extraño penetra al interior de un molusco bivalvo, el cual reacciona envolviéndolo con una mezcla de cristales y conquiolina, formando la sustancia nácar. Cuando el molusco ha cubierto al cuerpo extraño con una o más capas de esta sustancia, obtenemos una perla.
En la India, Egipto y Fenicia ya usaban las perlas como adorno en collares, brazaletes, zarcillos, pendant charms, anillos y bordados en vestidos; los antiguos aztecas llamaban a la perla “epyollotli”, y también la usaban para ataviar sus vestidos y penachos.
Existen diversos tamaños, formas y colores de perlas. Para el armado de joyería en La Piedra de Biondetta es muy importante una apariencia deseable; pueden ser esferas perfectas o en forma de lágrima, de arroz o de otras semillas; también he recolectado muchas biguas o perlas sin forma. Hay perlas blancas, plateadas, rosas, verdes, azules o doradas; mis preferidas son las negras. Una perla madura, con muchas capas de nácar y bien cuidada nos puede durar un siglo o más.
Las perlas preciosas son muy importantes en joyería por su simetría y brillo. Estas gemas orgánicas no necesitan mucho trabajo para embellecerlas en los centros de capacitación, ya que sus características naturales son muy apreciadas y se utilizan en piezas de joyería clásicas y vanguardistas.
Las aguas tranquilas, templadas y frescas son las mejores para la producción de perlas. Japón, Corea y Tahití son los lugares ideales. Aquí en Tahití, por ejemplo, se pueden ver y sopesar numerosos ejemplares del nácar gigante Pinctada Margaritifera, a veces la llaman “ostra perlera de labios negros”, y puede llegar a pesar más de 5 kilos, hace algunos años encontré un nácar que alcanzaba los 9 kilos. En contraste, cuando visité unas granjas en Japón y en China, admiré la gran cantidad de los pequeños ejemplares de la Hyriopsis Schegeli, de muy fácil cultivo y debido a su precio económico es muy buscada en los mercados. Compré cientos de ellas en color crema, rosa y amarillo doradas. Mañana visitaré Tuamotu y Gambier, por ahora debo descansar.

De la serie La piedra de Biondetta, por Anabel Arriaga