jueves, 7 de mayo de 2015

Las Moradas, de Santa Teresa.

Les dejo un ejemplo de cómo redactar un comentario de textos. 

Las Moradas
Santa Teresa


En la prosa de Santa Teresa vemos un lenguaje muy sencillo, incluso reiterativo; con pocas imágenes, siendo éstas muy sencillas, de poca elaboración y un tanto simples.  Desde el principio queda muy claro que la obra fue escrita por encargo y que la autora no está contenta con la tarea, para ella es una orden que debe cumplir. Habla de sus enfermedades y sus frecuentes dolores.  Para Santa Teresa la escritura no es un don, para ella es mucho esfuerzo y duda de su capacidad para hacerse entender; de hecho ella se compara con los pájaros que aprenden a hablar, repitiendo una y otra vez lo 
mismo.  En el lenguaje e ideas expuestas hay una actitud humilde que se refleja con vocabulario común y corriente; pero además, hay una cautela por parte de la española, en dejar claro que no está en contra del sistema eclesiástico y no pretende pasar por original, extravagante o rebelde:  “Si alguna cosa dijere, que no vaya conforme a lo que tiene la santa Ilesia Católica Romana, será por inorancia y no por malicia.”
            El capítulo segundo de las Moradas Séptimas ilustra cómo el alma en su centro, alberga la morada en donde está dios, y al lograr llegar hasta ese sitio, el individuo podrá realizar un matrimonio eterno con el Señor. Santa Teresa deja muy claro que este matrimonio con la divinidad no es igual en todo al matrimonio humano, pues la unión con dios es para siempre. 
            Santa Teresa habla de dos maneras en que dios se manifiesta al alma:  Por visión imaginaria y por comulgar.  Deja muy claro que en el centro del alma ya no hay visiones imaginarias, sino intelectuales que, aunque no explica, se puede deducir que son producto de una profunda meditación espiritual. Como la autora no está segura de ser clara en sus explicaciones, hacia el final recurre al ritual de la Última Cena, y compara la unión entre hombre y dios, con la unión católica que existe con Jesucristo a través del pan y el vino.
            Por último, como Santa Teresa está explicando un procedimiento para llegar a dios, recomienda la penitencia del alma, ya que ésta, según sus palabras, brinda más deleite espiritual. El sufrimiento, el dolor, la enfermedad son vistos por ella como un obsequio de dios, y nos da una comparación sencilla: Dios está en el alma que sufre así como un rey está en su palacio, aunque haya problemas. Al final, como no tiene la certeza de que el lector dé crédito a lo expuesto, Santa Teresa deja libre el pensamiento de los demás, pues para ella es suficiente comprobar para sí todo el procedimiento que relató:  “Pensá lo que quisiéredes; ello es verdad lo que he dicho.”

            Lo que me parece más destacable de todo, es su concepción del dolor como sanación, estar con Dios o cerca de dios es sufrir por él.  No hay gozo en la vida, todo es dolor y penitencia, así es como se obtiene la claridad para llegar a la Morada más importante, en donde, según ella no todos pueden llegar.