El 18 de septiembre de 1886 el poeta francés Jean Moreas publica en Le Figaro el manifiesto del simbolismo literario, que se erige en contra de “la enseñanza, la declamación y la falsa sensibilidad” existente en el romántico amaneramiento del arte burgués europeo; para este efecto, y con la intención de justificar formalmente el contenido de la obra, “la poesía simbolista intenta revestir a la Idea de una forma sensible que, sin embargo, no constituye un fin en sí misma, sino que continúa sujeta a la Idea. Según Georges Albert Aurier, y respecto al simbolismo pictórico apunta que “la obra de arte debería ser a un mismo tiempo ideísta, es decir, representativa de una idea, simbolista, para expresar esta idea en formas, y sintética, para proporcionar a estas formas una significación general.
Es por lo anterior que el simbolismo recurre a figuras e imágenes que emplea como signos para dotar a una cosa, persona, situación, momento histórico, etc., de un carácter propio y distintivo. Los máximos representantes del movimiento simbolista son Arthur Rimbaud, Jean Moréas, Charles Baudelaire, Gustave Moreau, Odilón Redón, entre otros.