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El ónix


Ahora quiero que me acompañen a la Presa Santa Rosa, entre Zacatecas y Jalisco porque estoy buscando ónix negro, lo cual no es muy difícil porque los lugareños saben localizarlo muy bien. Es muy común que la gente encuentre y coleccione el ónix, ónice de mármol u ónix calcáreo, aunque hay otros que lo hace a un lado en el camino; por ejemplo, vi en la región de Tequila a unos agabveros que aventaban el ónix porque lo consideran un estorbo para las pencas. Imagínense a Jalisco sin buen tequila, no sería el mismo; entonces ayudé a los agaveros a quitar las piedras. En Brasil se puede caminar en medio de la selva y de repente hallar estas ágatas, pero ahí sí necesitamos guías expertos porque la fauna en Governador Valadares puede ser muy peligrosa. El ónix se origina por la acumulación de gases volcánicos y en México hay grandes zonas volcánicas, por eso es abundante y es considerado una piedra semipreciosa.
            La calidad de ónix depende de su pulido. La mayoría de la gente cree que solo hay de color negro, pero también podemos conseguir verde, café, rojizo, blanquecino, grisáceo. Al ónix rojo, marrón y blanco se les conoce como sardónice.  En joyería y artículos de decoración es muy utilizado por la calidad de su pulido. Es una piedra opaca y generalmente es cortada en forma circular y delgada, lo que llamamos cabuchón o cabujón.
            La palabra ónix procede del griego y significa uña. El mito cuenta que Cupido le cortó las uñas a Venus con una de sus flechas, mientras la diosa dormía. Cupido dejó los trocitos de uñas por el prado y las divinidades los convirtieron en piedra para que se conservaran como parte valiosa del cuerpo de Venus. Algunos creen que portar algún dije de ónix permitirá fortalecer la conciencia de uno mismo, al tiempo de estar permanentemente protegidos. Recomiendan esta piedra a los signos de Leo y Capricornio que rige diciembre, al chakra del Plexo Solar y al del Tercer ojo y en la Antigüedad se le consideraba la piedra de los deseos, que permite la disciplina, la concentración y la razón. Yo ahora me voy concentrar con el poder del ónix y voy a empezar a pulir para checar un poco su calidad.
            Mañana voy a recolectar ónix verde.

LA PERLA (Continuación)


Las manualidades con joyería con perlas son antiquísimas. En la Polinesia, además de usarlas en collares, brazaletes, diademas, anillos, dijes o aretes, también se usan como finos botones de camisa, bordadas en la ropa, adornan instrumentos musicales y se combinan con otros materiales de marquetería para jewelry home decor.
Hoy visité granjas en los archipiélagos polinesios de Tuamotu y Gambier, cuna de grandes mayoristas de perlas como Juan Domard, Koko Chaze, Juan Tapu, Jean-Claude Brouillet, Pablo Yu, Robert Wan, apodado “Emperador de la perla de Tahití” y el mayorista de Nueva York, Salvador J. Assaël. Hay más de 1000 granjas funcionando en estas dos islas, fue imposible recorrerlas todas. Entré a uno de los barcos de exportación, pero no me permitieron tocar ningún ejemplar de nácar, debido al estricto control sanitario, ya que en épocas anteriores los barcos expandieron los virus que atacan al nácar y provocaron numerosas epidemias y muertes. Yo les dije que me había vacunado contra todo y que mis manos estaban muy limpias, pero aun así no pude tocar nada.
En Occidente hay toda una tradición alrededor de las perlas; existe la historia de una famosa perla Peregrina, que fue descubierta por un esclavo en Panamá. Se trata de una lágrima con más de 400 años de edad. Cuando llegó a Europa, la Peregrina tuvo diferentes poseedores: Felipe II, Isabel de Borbón, Margarita de Austria, Maria Luisa de Parma y Napoleón III la vendió en 1848 a un inglés. La Peregrina estuvo en una importante casa de joyeros londinenses y llegó a manos de dos coleccionistas. En 1969, el actor Richard Burton la adquirió en una subasta y se la regaló a su actual propietaria, Elizabeth Taylor.
Por todo el mundo, a las perlas se le atribuyen significados negativos o positivos. Se asocian con el amor, la paciencia, la fidelidad, la pureza de mente y del alma, pero también con las lágrimas. Conocí a una granjera en Grambier que no recomendaba regalar anillos con perlas como señal de alianza o matrimonio, pues significaba mal augurio y rompimiento; en cambio, regalarlas en número impar como cuentas de un collar, aumentaba la energía. En la cultura Occidental, se relacionan con la paciencia y la feminidad; se consagran al mes de junio, al lunes y a los signos Géminis y Cáncer. 
Acompáñenme a mi próximo viaje tras las gemas preciosas.

De la serie La piedra de Biondetta, por Anabel Arriaga

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