martes, 2 de febrero de 2010

SEMBLANZA

El gran José Revueltas

Nació el 20 de noviembre de 1914 en la ciudad de Durango; murió en 1976. Novelista, cuentista, poeta, y periodista. Fue hijo de un minero y esta experiencia probablemente influenció su preocupación por los temas sociales. La madre de los Revueltas soñaba con visiones poéticas que después transmitiría a sus hijos (Silvestre, compositor; Fermín, pintor y Rosaura, actriz). José terminó sus estudios primarios en la capital de la República y fue después autodidacta; a los catorce años ingresó a la organización Socorro Rojo Internacional, no había cumplido aún los quince años cuando se le procesa, acusado de rebelión, sedición y motín, y es internado en un reformatorio. Estas experiencias son aprovechadas más tarde en uno de sus cuentos: "El quebranto", del libro Dios en la tierra. En las pausas de su actividad revolucionaria escribe sus pequeñas prosas.
Formó parte del personal docente del dormitorio para niños del Cuadrante de la Soledad, dependiente de la Beneficencia Pública del Distrito Federal; posteriormente, entra en contacto con las doctrinas de izquierda y se incorpora al Partido Comunista Mexicano, del que será expulsado más tarde, por lo que organiza la Federación de Juventudes Comunistas; más tarde, cuando prestaba asistencia política a los trabajadores de la fábrica El Buen Tono, fue detenido y enviado al penal de las Islas Marías, donde permaneció cinco meses y escribió su novela Los muros de agua. A su regreso a México se incorporó a la Confederación Sindical Unitaria de México con el cargo de secretario juvenil; promovió una huelga en Ciudad Anáhuac, Nuevo León, y nuevamente lo confinaron sin proceso en las Islas Marías, en donde estuvo 10 meses sometido a trabajos forzados, hasta que fue liberado por el régimen del presidente Cárdenas (1934). Lo expulsaron del Partido Comunista (1943) por discrepancias con el secretario general, Dionisio Encinas. Miembro fundador del Partido Popular Socialista del que también se distanció. José Revueltas tuvo contacto con los participantes del Manifiesto de los artistas soldados: José Guadalupe Zuno, David Alfaro Siqueiros, Clemente Orozco y Diego Rivera, cuyo activismo político tenía marcados tintes comunistas.
Dirigió varias publicaciones de izquierda y fue reportero del diario El Popular, órgano del Partido Popular, recién fundado por Vicente Lombrado Toledano. En 1943 publica El luto humano, novela por la cual recibe el Premio Nacional de Literatura; años más tarde, publicará Dios en la tierra, su primer volumen de cuentos. Su trabajo como argumentista cinematográfico le ocupó mucho de su tiempo, llegando a escribir cerca de 50 guiones. En 1949 aparece Los días terrenales, y en 1960 su segunda colección de cuentos: Dormir en tierra. Otras novelas son Los días terrenales (1949), En algún valle de lágrimas (1956), Los motivos de Caín (1957).
A principios de 1961 abandona su partido político y funda, con otros marxistas, la Liga Comunista Espartaco, de filiación leninista, y mantuvo posición antiestalinista, de la que sale poco después. En 1964 publicó Los errores. Fue uno de los líderes del movimiento estudiantil de 1968, por lo que nuevamente se le encarceló y no fue liberado sino hasta 1971. Este encarcelamiento provocó protestas internacionales de escritores y catedráticos. Sus novelas posteriores fueron Los errores (1964) y El apando (1969); libros de cuentos: Dormir en tierra (1960) y Material de los sueños (1974); obras de teatro: Israel (1947), La otra (1949, en colaboración con Roberto Gavaldón), El Cuadrante de la Soledad, Pito Pérez (1950) y Nos vemos en abril; ensayos: México, una democracia bárbara (1958), Ensayo sobre un proletariado sin cabeza (1962), El conocimiento cinematográfico y sus problemas (1965), entre otros. Cuando murió trabajaba en dos obras de ficción: Hegel y yo y El tiempo y el número.
Su obra tiene influencias de Faulkner, Malraux y Sartre. De manera casi obsesiva habla de la soledad, la frustración, la desesperanza, el pesimismo, la amargura y la muerte, creando un retrato desgarrador de la angustia y el sufrimiento humano. Sus obras continúan influenciando a aquellos autores que buscan establecer un compromiso social a través de la literatura.
Hacia 1966, Revueltas escribe el guion cinematográfico de la novela “Los albañiles”, de Vicente Leñero. La versión tuvo dos modificaciones adaptadas por el propio Revueltas y proponía un mismo actor para tres personajes, así como una sola actriz para dos, situación que no comprendió Leñero, quien molesto, desdeñó la versión del duranguense. No fue sino hasta trece años después que Leñero reconoció las múltiples virtudes del guion, y se refiere a él como una “pieza de literatura cinematográfica con la que se intenta ilustrar y rescatar una parte de la actividad como guionista del gran escritor mexicano”, para agregar una disculpa ya muy tardía.

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