domingo, 14 de marzo de 2010

El desmoronamiento de la identidad

Francisco Pérez Romo, Maitreya No es la sombra de la marmota, s. e., México: 2000, 305 pp.

La poesía cumple su objetivo cuando alude al individuo directamente para enfrentarlo a una identidad que nunca termina de crearse. La puesta en duda de los sistemas, de las jerarquías, de la personalidad, del origen y del fin, son algunos de los tópicos con los que Pérez Romo detona nuestro quieto equilibrio de la vida cotidiana.
La musicalidad que combina distintas lenguas repercute en el tipo de lectura exigida por este libro: se da paso a la plurivocidad. El lector aborda esta obra en forma silenciosa, como quien consulta un diccionario, para continuar con una indispensable lectura en voz alta. El humor inserto, los diálogos, las frases extranjeras, los guiones, las mayúsculas, la visualidad del texto, se convierten en interjecciones y nuevos signos de puntuación. De esta forma, el lector constata en boca propia lo que la pluma de Pérez Romo convoca. La definición constituye el arranque de este libro. El autor precisa conceptos que desmenuza, paulatinamente, a lo largo del poemario siendo la desacreditación el común denominador de los poemas, desacreditación que se efectúa mediante el elemento aniquilador por antonomasia: el fuego. Maitreya No es la sombra de la marmota representa un ritual del cambio y la renovación, a través del cuestionamiento propio, de la supresión y la aniquilación del ser.
La desacreditación continua se refleja en distintos niveles. Formalmente, se descalifica la página posterior de cada hoja; es decir, no hay revés o no hay futuro que leer. Por otro lado, se rompe con la sintaxis, y las palabras juegan con el orden para agregar múltiples significados; la duda ante los mismos se vuelve una incertidumbre por el destino, y desde el título se anuncia: Maitreya, el profeta futuro, no logra profetizar en la poesía de Pérez Romo, puesto que lo indeterminado, lo inesperado e indefinido rige en este mundo que se sugiere. Se desacredita el origen y se rompe con el futuro esperado: el hombre puede elegir.
El autor se sitúa como un poeta del desencanto. El desmoronamiento de las jerarquías alcanza su apoteosis con el anuncio de una genealogía que sucumbe, ya que la figura del padre ha muerto, y con él, los sistemas. Las raíces religiosas se cuestionan y se enjuician; Pérez Romo parodia al orden oficial y a las clases sociales con sus reglas de cortesía. El universo de las apariencias y de las acciones sin sentido o pretenciosas se coloca sobre la cuerda floja para ponernos en riesgo. Sólo en una situación límite o incómoda podemos decidir no ser profetizados por nuestras cadenas: “No basta ser libres para procrear sueños/ bisogna anche il dolore/ cioè, non essere libero.”
El poeta denuncia las limitaciones impuestas, pero, sobre todo, denuncia la autocensura de una identidad falsa, aparente; asumida, mas no verdadera. Las cadenas y lo determinado se vuelven usura, el precio es muy alto: El círculo vicioso es una prisión del ser. Para remediar esta situación, las profecías de Maitreya No es la sombra de la marmota desacreditan el futuro, apelan a lo incierto, a las disyuntivas. La voz de Maitreya lanza preguntas-exhortaciones para aniquilar lo predeterminado. Sólo entonces se puede crear: “Es el parricidio, /mazada de fortuna y luz/ el inicio de la auténtica paternidad”. El regreso al fuego inicial es inminente. Pérez Romo, como buen parricida, desacredita el orden establecido de su obra, invitándonos a desjerarquizarla y leerla hacia atrás.

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