viernes, 21 de mayo de 2010

José Revueltas, El luto humano,

Ediciones Era, México, 1980, 187 pp.
Esta novela, de orden psicológico y social, expone simbólicamente el fin de un pequeño sector supérstite: el campesino. Para desarrollar la trama, Revueltas aprovecha la Revolución Mexicana como marco histórico, específicamente durante una de las huelgas campesinas durante el gobierno de Calles.
La historia comienza con la agonía de la hija de unos campesinos en medio de una poderosa tormenta. Después del ritual velatorio al que acuden los pocos vecinos que hay alrededor, comienza la travesía entre la angustia y el miedo, pues el río se desborda y con él, la miseria y los recuerdos del dolor que cada personaje ha sufrido.
Un magnífico despliegue y tejido de símbolos explica las consecuencias de un hecho histórico. El estilo de Revueltas, representado por un narrador proteiforme, así como la caracterización minuciosa de personajes, provocan un estremecimiento al encontrarnos frente al espejo de la psicología mexicana, en donde se refleja su triste y desolada sombra.
Al final, el autor nos desenmascara a cada símbolo dentro de sus personajes principales, excepto de Úrsulo, el protagonista, quien representa al mexicano despojado, al invadido, al que ha perdido la brújula en el camino hacia la identidad, abriéndose paso con una venda en los ojos, pues son las manos de terceros los que conducen su voluntad, la que merma hasta el punto de anular la existencia conciente; esto es, una muerte metafísica. Muerte que define al mexicano en su lucha y deseo por saber quién es realmente. La procesión, el naufragio a ciegas por la búsqueda de un mejor porvenir en medio de la soledad. El itinerario vago y turbio de un pueblo que se ve a sí mismo sin un rostro que lo pueda explicar.

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